En Ortiguillas, nos gusta acercarte nuestros productos para que puedas saber más información interesante sobre ellos. En este blog, te hablamos sobre los numerosos beneficios de las cigalas en nuestra dieta.

UN PECULIAR CRUSTÁCEO

Las cigalas son crustáceos braquiuros que pertenecen a la familia Nephropidae y habitan en las profundidades de los fondos marinos, oscilando de los 20 a los 250 metros. Y, aunque no es usual, puede llegar a vivir en profundidades superiores a los 500 metros. Vive en solitario y es un gran depredador omnívoro que basa su dieta en moluscos y peces muertos.

Puede resultar muy similar en forma y propiedades a otros crustáceos como la langosta pero, a diferencia de esta, tiene una vida muy corta una vez se encuentra fuera del agua. Por ello, y para la preservación de todas sus cualidades, este alimento exige un riguroso tratamiento y adecuada conservación después de su recolección.

VALOR NUTRICIONAL

La cigala es un alimento muy rico en proteínas y con un aporte de grasas muy bajo. Además, es un crustáceo rico en fósforo, calcio y potasio, lo que lo hace ideal para el mantenimiento de los huesos y del sistema nervioso. También aporta yodo, beneficioso para el metabolismo y un buen funcionamiento celular. Asimismo, posee aminoácidos esenciales.

Su alto contenido en vitamina B3 o niacina ayuda a reducir el colesterol y contribuye al correcto funcionamiento del sistema circulatorio. Es por este mismo gran contenido en vitamina b3 que es un alimento altamente recomendable para la prevención de enfermedades como la diabetes, la artritis o el tinnitus.

Del mismo modo, su abundante aporte de vitamina b5 o ácido pantoténico consiguen que este crustáceo sea un aliado perfecto para combatir el estrés y las migrañas, como también para ayudarnos a reducir el exceso de colesterol.

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